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Por Eduardo Sánchez y Jorge Jurado

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17-19 de junio


  Puntualísimos a la esperada cita con el festival de la vanguardia por excelencia al medio día del jueves, y con un sol maravilloso, nos plantamos en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona para comenzar el maratón festivalero. Tras un pequeño recorrido por las cuidadas instalaciones, con paradas en la exposición "(Back to) The robots" y en la minicarpa de radio3 en la que Tomás Fernando Flores emitía una edición especial en directo de Siglo21 con actuación de Electroylets incluida, tocaba el primer concierto de la jornada. Fur voice inauguraba el SonarHall con un show muy visual en el que sus cuidadas proyecciones tomaban un importante protagonismo ilustrando las canciones de su aclamado debut del que brillaron sus hits "Stars at blind", "Caramel" y "Wimp" entre los bailes y poses modernas del joven David Gracia y sus teclados. Ya entrada la tarde tuvo lugar el gran concierto del jueves. Los canadienses Caribou abarrotaban el SonarDôme, que definitivamente se quedó pequeño ante la grandeza de su propuesta con Daniel Victor Snaith totalmente entregado (lo daba todo cantando y con la percusión) haciendo un repaso de su estupendo "Swim" (con concesiones como la aplaudida "Melody day") del que salieron los dos grandes momentos de la noche, su gran hit "Odessa" y el remate final con un alargado "Sun" con el que no pudimos parar de saltar durante un buen rato. A continuación, pero con tiempo suficiente para cojer sitio, tocaban Broadcast en SonarHall. Se cumplieron nuestros temores al sospechar que el concierto seguiría la línea de su último experimento y nos dejaron descolocados con unos primeros 15 minutos (que se hicieron mucho más largos) en los que unas (preciosas, esos si) proyecciones en blanco y negro servían de escasa iluminación ante una fantasmagórica Trish que jugaba con su aparato de distorsiones vocales mientras su compañero hacía ruiditos muy monos pero algo rallantes. La segunda parte del concierto fue (menos mal) mucho más pop, con más luz y juegos de sombras y momentos disfrutables (sobre todo el momento miniguitarra final con distorsión in-crescendo) aunque no entendemos como pueden descartar de su repertorio canciones como "Come on let´s go", "Pendulum" o "Before we begin".




  El viernes comenzamos la maratón en SonarVillage para disfrutar de New Young pony club que lo dieron todo desde el minuto cero (empezaron a saco con uno de sus últimos hits, "Chaos") y Tahita Bulmer no paró de bailar animando las canciones de su reciente disco "The Optimist" al que acompañaron hits pasados como "Ice cream" o (la aclamada) "The bomb". Sin cambiar de escenario (previa sesión transitoria de Lemonade Dj) tocaba comprobar el excelente estado de forma de Delorean, que dejaron claro que su reconocimiento mundial no es casual encadenando hit tras hit (sonaron de tirón "Stay close", "Real love" y "Deli" volviendo loco al personal) y contagiándonos las ganas de no parar de bailar. Hubo que salir un poco antes del final de Delorean para ver un ratito a Emilio José, que estaba un poco solo en SonarComplex ofreciendo un show muy de estar por casa (el gallego intercambiaba comentarios y opiniones con sus fans) y que nos hizo recordar a Genis con sus canciones básicas adornadas con ruiditos electrónicos adorables. Nos dejó un sabor de boca buenísimo. En Sonar de noche (al que nos dieron la "bienvenida" unas muchachas iluminadas con vestidos flúor que regalaban pulseritas) nos estrenamos con el espectáculo atmosférico de Air, a los que tuvimos que disfrutar momentáneamente porque no llegábamos a Hot chip que comenzaron un show bastante pobre con una atropellada "And I was a boy from school". Menos mal que su impresionante repertorio funciona por si sólo (no faltaron "One life stand", "Over nd over", "We have love", "Hold on", "Take it in", "I feel better" o "Ready for the floor" para rematar) porque su música pierde bastante al trasladarse al directo y resulta casi imposible disfrutarlos si no los adoras a priori. Vamos, que dudamos que en Sónar Alexis Taylor y sus chicos hayan reclutado nuevos fans. Mucho más enérgico fue el show de LCD Soundsystem con James Murphy poniendo patas arriba un SonarClub abarrotado presentando algunas (como sus piezas son tan largas el setlist se quedó algo escaso) canciones de su reciente "This is happening" salpicadas por algunos de sus (ya) clásicos como "Tribulations", "All my friends", "Daft punk is playing at my house" o "Yeah" con la que nos volvimos literalmente locos. Tras el subidón tocaba relajarse haciendo un tour por las instalaciones, que si un poco de minimalismo electrónico con Plastikman, otro poco de house callejero con Roska y ya recuperados de cabeza a bailar con la sesión de 2manydjs que triunfaron con sus curradas proyecciones que encajaban a la perfección con en setlist poco arriesgado (por favor, que alguien empiece a pinchar "Flash delirium" antes de que acabemos odiando "Kids") pero bastante efectivo. La noche la terminamos pasándonos por el SonarPub para marcarnos los últimos bailes con el electro house de los berlineses Booka shade.




  El Sónar de día del sábado tenía una protagonista clara, la jovencísima Uffie que venía a presentar su inminente (y largamente esperado) disco de debut, que defendió con sobresaliente embutida en un imposible traje unipeza que le marcaba todo (lo bueno y lo malo) y con un recogido con tupé que (llamadnos pesados) nos recordaba a Elly Jackson. Anna-Catherine no estuvo sola, porque el show (aunque ella es la gran estrella) lo reparte con sus dos compañeros que también lo dan todo cantando, rapeando y utilizando toda clase de instrumentos modernos. "Mc's can kiss" (que abrió el show), el subidón de "Robot oeuf" que enlazó con su último hit "ADD SUV" y "Pop the glock" (poniendo la guinda final) fueron, sin duda, de lo mejor del festival. Con un poco más de tiempo que en la anterior jornada acudimos al Sónar de Noche calentando motores con Buffetlibre djs, que nos hicieron bailar con una sesión en la que mezclaron éxitos seguros de Gossip, Hot chip, Empire of the sun o Stardust. Llegó el momento más esperado para muchos, el insólito retorno a los escenarios de los míticos Roxy music. Bryan Ferry es un viejuno elegante pero sigue sonando rotundo y fresco y su directo sigue siendo un acontecimiento, pero quizás por motivos generacionales tras unas pocas canciones lo que nos pedía el cuerpo era ver a Jónsi. Su primer disco en solitario es una maravilla, y su puesta en escena está a la altura. Minimalismo islandés con estética anacrónica (entre los trajes de "indio" moderno que lucía todo el equipo y los instrumentos peculiares como un auténtico órgano de iglesia o un peculiar xilófono-arpa, nos sentimos tele-transportados a un lugar perdido en el tiempo y el espacio como inmersos en cierta serie dolorosa). Nos mantuvo conteniendo la lagrimita durante una hora sin parar. Maravilloso. Poco tiempo tuvimos para recuperarnos del shock que nos produjo el islandés para embarcarnos en el otro gran "viaje" de la noche, el del directo de Fuck buttons que te atrapan desde el inicio (vaya inicio, "Surf solar"!!!) con las serpenteantes superposiciones de capas y atmósferas que te atrapan y te mantienen boquiabierto y con ganas de que lo que estás viviendo no acabe nunca. Lástima que acaba... Pero el fin de fiesta (para los que no aguantamos hasta el final finalísimo) fue otra baza segura. The chemical brothers son un claro ejemplo de banda con repertorio suficiente para triunfar sin esfuerzo. Esta vez presentaban su nuevo (y acertado disco) que no deslució entre sus numerosos clásicos. Broche final perfecto.






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